Si todo hubiera ido como algunos pensaban en 2015 hoy en día Sage Northcutt sería el campeón del peso ligero o welter del UFC. O quizás de los dos a la vez. El Kent del Ultimate Fighting Championship llegaba con 19 años a la élite de las MMA imbatido en plan ‘voy a ser el puto amo’ en poco tiempo. De eso nada, monada. Barberena y Gall (y ojalá hubiera sido ‘Wasabi’ también) le pusieron los pies en el suelo hasta que abandonó el UFC rumbo a Asia.
En el mes de enero de este mismo año, Maycee Barber, también joven, también imbatida, vio como una auténtica ‘journeywoman’ como Roxanne Modafferi desactivaba esa bomba llamada a hacer pedazos la categoría mosca femenina (con permiso de Valentina Shevchenko).
Maycee ‘The Future’ Barber tiene actualmente un record de 8-1.
Y el caso más reciente es el de Edmen Shahbazyan, otro jovenzuelo con intenciones de llegar en poco tiempo a la cumbre de la montaña. Lástima que a medio camino de llegar estaba este pasado fin de semana Derek Brunson para bloquearle el paso. Una diferencia de 14 años entre uno y otro son muchos conocimientos de desigualdad entre ambos.
En la mayoría de casos queda claro que las artes marciales mixtas no son un deporte donde a los cachorros se les ponga una alfombra roja. A medida que sube el nivel de sus oponentes llegan a un punto en el que se topan con una realidad que les dice que la experiencia es un factor determinantemente clave. Y ellos no la tienen.
En la minoría de casos, hubo un chaval que llegó en el 2008 y dominó, se llamaba Jon Jones.
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