
Phil Brooks, más conocido como CM Punk, fracasó estrepitosamente en su debut en el UFC después de dos años de preparación. El exluchador de la WWE fue llevado al suelo, golpeado y sometido con la misma facilidad con la que un extremo de primera división regatearía a un defensa de regional preferente.
Y ya que hablo de fútbol, ese fracaso de CM Punk me recuerda en cierta manera a uno que viví cuando empezaba como periodista en la SER de Castellón. En enero de 2001, el Villarreal CF, que en aquellos años, luchaba por no descender, sorprendió a todo el mundo futbolístico fichando al argentino Martín Palermo proveniente de Boca Juniors. El mismo Maradona reaccionó así: «¿Palermo al Villarreal? No me jodas». Deportivamente el rendimiento de Martín Palermo fue un fiasco. Su lentitud no casaba con la rapidez del fútbol europeo. Además, por si fuera poco, tuvo la mala suerte de lesionarse de gravedad (le cayó un muro en el estadio del Levante UD al celebrar uno de los pocos goles que marcó).
Cuando se le preguntaba a los directivos amarillos por el fichaje de Palermo nunca respondían como si hubieran errado el tiro. Más que nada porque no lo erraron. Fichar a un jugador tan mediático como Palermo puso al Villarreal CF en el mapa. Lo ganado en términos de marketing compensó sobradamente lo perdido en lo deportivo.
Volviendo al UFC, la atención mediática que supuso el fichaje de CM Punk y finalmente la pelea contra Gall lo compensa todo. Por eso -siempre que el bueno de Brooks mejore un poco- volverá a pelear en el UFC. Mientras su fracaso sea rentable… seguirá luchando.

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