Hay una frase que he leído bastante en los últimos años: «Luchador es el que lucha». La suelen pronunciar los valientes que tienen agallas para entrar a pelear dentro de un ring u Octágono. Hay que reconocer que hay que tener valor para hacerlo. Justo es por tanto que se valore su mérito. Pero he de decir que cada vez que la escucho intento ir más allá. Me sale de dentro añadirle otra. «Luchador es el que lucha aunque realmente… todos somos luchadores».
Todos luchamos por algo en nuestra vida. Luchamos por llegar a ser alguien, por sacar una familia adelante, por conseguir nuestras metas, por unos ideales, por superar las adversidades. Aquel que no tiene una lucha en su vida es que no tiene vida.
Me gusta encontrar el segundo significado del verbo luchar. Además, es un argumento que utilizo contra aquellos que critican a las MMA desde la más absoluta ignorancia: «¿Criticas este deporte porque lo consideras violento? Para empezar, claro que es violento. Es un deporte de contacto, evidentemente tiene su parte dura. Pero además, lo que tú no sabes es que te pareces más de lo que crees a esos tipos. Tú también eres un luchador. ¿Te ha regalado alguien algo en tu vida? ¿Verdad que te lo has ganado peleando a base de bien? Tú has luchado. Ellos luchan. La única diferencia es que ellos practican un deporte de contacto y tú no».
Permitidme que dedique este artículo a la memoria de una de las personas más nobles que he conocido. Jaime Ortiz Tamborero. Hace dos años sufrió un ictus del que pudo salir airoso. Poco a poco fue recuperándose hasta hacer una vida prácticamente normal.
En la tarde de ayer domingo, en plenas fiestas de Oropesa y después de tocar con total normalidad su bombardino con la banda municipal, acudió junto a su familia a la feria. Allí sintió unos mareos. Fue llevado inmediatamente al hospital del que no salió con vida. Adéu Jam! Ningú podrà dir mai que no vas ser un lluitador.
Por Enrique Gimeno

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