
Ya deja de ser noticia la cantidad de deportistas que transicionan a las artes marciales mixtas desde sus deportes de combate de origen. Henry Cejudo venía de ser medalla de oro en lucha en Pekín ’08 antes de acabar convirtiéndose en campeón del UFC (¡bien por él derrotando este sábado a TJ Dillashaw!). El bueno de Cejudo no le quiso dar la espalda al dinero. Ni él ni Yoel Romero, ni Yoel Romero ni Cormier. Todos viniendo del wrestling.
Muy parecido a lo que ha ocurrido con el judo, otro de esos deportes a los que solo prestamos atención cada cuatro años, de Juegos Olímpicos en Juegos Olímpicos. El papel de la medallista Ronda Rousey para hacer despegar las MMA femeninas fue crucial. Ahora la nueva Rousey es Harrison, Kayla de nombre, un portento físico que pelea para la Professional Fighters League y que fue, nada más y nada menos, oro en Londres ’12 y Río de Janeiro ’16 (Rousey se hizo con el bronce en Pekín ’08).

Pocas bromas con Kayla Harrison.
Hablo con Vanessa Rico, luchadora española de MMA y exjudoka de élite sobre estos saltos de deporte a deporte. «A mí lo que me movió fue el hambre de un nuevo reto fuera de lo que puede ser la zona de confort de los derribos». Vanessa, que ya prepara su próxima pelea en Combate Americas, añade que «es innegable que las MMA están de moda y mueven ahora mismo más dinero que un deporte olímpico como el judo. Una judoka hoy en día tiene que pagar para competir».
Los deportes puros de sumisiones tampoco se han resistido al encanto de las artes marciales combinadas. Esta semana leía que la estrella del Brazilian Jiu Jitsu Gordon Ryan quiere ser el mejor en MMA. Pablo Espejo, cinturón negro de BJJ y director general de Roninwear, a la pregunta «¿qué mueve a un grappler tan reputado a transicionar?», no vacila. «El dinero, por supuesto. En grappling el dinero que puedes sacar es el de los patrocinadores y el de algún campeonato que tenga premio, que son pocos. Quizás si eres un buen competidor puedas tener más alumnos y ganar dinero de las clases», remata.

Valerie Loureda, del taekwondo a las MMA.
Pero la lucha, el judo o el grappling no son los únicos. Especialmente significativo me ha parecido el testimonio de Valerie Loureda. Hablamos de una taekwondista del equipo olímpico norteamericano que con tan solo 20 años ha firmado por Bellator. Lo que me resulta curioso es la edad a la que Loureda ha escuchado la llamada de las MMA y cómo llegó esa señal divina. «Pateé a una chica, le rompí una costilla y mi intención fue ir a la montada, incluso aunque nunca en mi vida había hecho artes marciales mixtas. Ahí es cuando me di cuenta que algo más grande me estaba llamando».
Bienvenida a la grandeza de las MMA, Valerie.

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