Le preguntaba Joe Rogan a Amanda Nunes aquello tan habitual de ‘who is next?’ después de ganarle a Felicia Spencer con exultante facilidad en el UFC 250. Normalmente a esa pregunta fácil le sigue una respuesta directa, «quiero pelear con fulanito, quiero defender el cinturón con menganito….».
Pero, ¿qué contestas cuando no sabes realmente QUIÉN ES EL SIGUIENTE? Y lo peor, ¿de qué es señal que no sepas quién es el siguiente?
En un evento que se sabía no iba a pasar a la historia nos dimos cuenta de que la división del peso gallo del UFC no va echar demasiado de menos a Henry Cejudo. Aljamain Sterling, Cody Garbrandt y Sean O’Malley dejaron claro que tienen cosas que decir en los 61kg. Hay mucha gente en la cola para sacarse el carnet de campeón.
‘Sugar’ Sean O’Malley se va a un 12-0 después de ganarle a Eddie Wineland por KO.
No es el caso de las divisiones que controla Amanda Nunes en el UFC. Ni en el peso gallo ni, por supuesto, en el pluma uno puede pensar que haya alguna peleadora que le pueda ganar hoy en día (Shevchenko no tiene intención de abandonar el peso mosca).
Y se llega a esa situación porque:
1. O Amanda Nunes es muy buena y las demás no.
2. O Amanda Nunes es muy buena sí pero, al mismo tiempo, no hay suficientes luchadoras que practiquen el deporte y que lleguen a la cima.
Yo me decanto por la segunda. A menos oferta, menos competencia.
No os ha pasado alguna vez que habéis visto un peso pesado masculino en el top 15 del Ultimate Fighting Championship y os preguntáis, «¿cómo puede ser que este tío esté ranqueado?». Pues muy sencillo, hay pocos pesos pesados si lo comparas con divisiones más ligeras.
En el MMA femenino pasa lo mismo. En general, hay un escaso número de deportistas por lo que si eres muy buena vas a tener menos oponentes que puedan medirse a ti y siempre va a ser más difícil contestar al ‘who is next’.
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